XLIX
Si es que alguna vez viene ese tiempo
en que fruncir el seño sea el signo,
contra ese tiempo en que el amor acabe
y venga a solicitar prudente rendición de cuentas,
contra ese tiempo en que ante mí
pasarás como un extraño, sin saludarme ni con
[los ojos,
que fueron soles para mí;
contra ese tiempo en el que el amor se convierta en
[su contrario,
contra ese tiempo posible me fortifico
prematuramente y reconozco mi insignificancia,
soy yo quien se adelanta para poner a tu lado
todas las razones de esta circunstancia.
En ti están todas las decisiones si quieres
[abandonarme
nada puedo hacer, el amor no se obliga.
William Shakespeare, 'Sonetos'; Editorial Planeta (1999). Traducción: Alejandro A. Carugati.